Los lineamientos alimenticios recomiendan de forma muy específica beber leche 🥛 baja en grasa o sin grasa.
Hay varias razones para no comer lácteos, pero la grasa no es una de ellas. De hecho, esa podría ser su única cualidad.
Cuando eliminamos la grasa de los lácteos, los volvemos menos saciantes.
Científicos y nutriólogos advirtieron sobre los riesgos de los lácteos enteros, bajo la premisa errónea de que las grasas saturadas causan problemas cardiacos.
Sus malos consejos provocaron que una generación creciera bebiendo leche chocolatada 🥛+🍫, llena de azúcar, pero sin grasa. La leche baja en grasa y endulzada hace que los chicos tengan más apetito.
Lo peor es extraer la grasa para reemplazarla con azúcar y saborizantes artificiales que hagan que los niños la beban.
Hay quien fomenta que los niños beban leche chocolatada porque es mejor que el refresco, una idea terrible. Sin importar si es Coca-Cola (39g de azúcar por 350 ml) o leche chocolatada (29g por 350 ml) el azúcar favorece la obesidad y perjudica la salud.
¿Por qué le daríamos [ leche chocolatada // Coca-Cola // Azúcar ] a los niños en el desayuno?
Has notado que la leche descremada o semidescremada es enriquecida con vitaminas A y D. Al extraer la grasa también se extraen esas vitaminas.
Añadirle vitaminas LIPOSOLUBLES como la A y la D a leche libre de grasa es absurdo, pues SE REQUIEREN GRASAS PARA DIGERIR ESAS VITÁMINAS.
Fuente:
Hyman, Mark. ¿Qué carajos debo comer? (Colección Vital). Penguin Random House Grupo Editorial México.