¡Nunca más volverás a desvelarte!
El sueño es por mucho, el pilar de la salud que más subestima la sociedad moderna. Lo vemos como algo opcional, hasta se nos ha hecho sentir que somos débiles si exigimos más y mejor sueño.
Si no dormimos, las consecuencias para nuestra salud pueden ser muy graves. No es cierto que podamos pasar sin dormir lo suficiente, es un mito perpetuado por nuestra cultura y economía modernas, que sólo valoran “la productividad”
Incluso la falta de sueño a corto plazo, provoca un aumento en los niveles de la hormona del estrés –cortisol–, eleva la presión sanguínea e impide que el cuerpo regule de manera adecuada el nivel de azúcar en sangre. ¡Osea que puedes llegar a desarrollar obesidad y diabetes tipo 2 por no dormir!
El sueño juega un papel fundamental en las rutas metabólicas, –que afectan la forma en que gestionamos el azúcar en la sangre– y en nuestro sistema inmunitario, que determina la frecuencia con la que nos resfriamos, nuestro nivel de inflamación e incluso cómo funcionan nuestras rutas neuronales.
Activa nuestro sistema nervioso simpático –que puede hacer que nos sintamos irritables y estresados–, aumenta el nivel de inflamación y disminuye el nivel de leptina –la hormona que nos ayuda a sentimos saciados cuando comemos–. Esto tiene una doble cara, porque se ha demostrado que cuando se nos priva del sueño, producimos en mayor cantidad una hormona llamada grelina, que estimula el hambre.
¡Osea que cuando no dormimos nos sentimos menos llenos por culpa de una hormona y más hambrientos por culpa de otra!
¿Tenías idea de algo de esto?