Sabemos que el azúcar es nocivo y adictivo pero ¿conoces la relación directa entre este “veneno blanco” y el cansancio, desgaste y estrés que sientes al final del día?

Si consumes alimentos procesados o empaquetados, estás ingiriendo una cantidad excesiva de esta sustancia, los niveles de azúcar en tu sangre no dejan de subir y bajar y tus sistemas circulatorio y nervioso están en emergencia.

El azúcar cada vez se incluye en más alimentos y los consumidores lo pagamos no solo en la caja, también con nuestra salud. ¿Alguna vez has preferido comerte una quesadilla pequeña que un gran tazón de ensalada? Ese es un claro indicador de hasta qué punto el azúcar tiene secuestrado a tu cerebro.

Todavía en los 80, la fruta era un postre. Pero si tus papilas gustativas se han acostumbrado a los sabores ultra-dulces, algo tan delicioso como un durazno maduro pierde toda su magia.

Estamos programados para anhelar el azúcar y guardarlo para producir energía en forma de grasa. Pero una adaptación que en su momento nos sirvió para sobrevivir se ha convertido en un problema.

Reeduca tus papilas gustativas siguiendo estas estrategias:

  • Sustituye dulces artificiales por fruta fresca
  • Elimina todo el azúcar que tengas en casa, el oculto y el visible
  • Lee siempre la etiqueta de lo que compras para comprobar el contenido en azúcares

Una vez reiniciada tu relación con el azúcar, podrás consumirla deliberadamente.

Aquí encontrarás todos los nombres que la industria alimentaria utiliza para esconder azúcares en sus productos y hacerlos parecer saludables.

La mentira de las afirmaciones saludables en la comida